La niña que amaba jugar con fuego

“Sería preciso crear una pantalla parlante toda ella y que llegase a crear perspectivas de sonido en las tres dimensiones, de la misma manera que la pantalla visual crea perspectivas para la vista. Pero eso es ya ciencia y no me interesa”

Antonin Artaud,1929
El cine

En cartas que le escribía Antonin Artaud a su amiga Yvonne Allendy, desde Niza, el año 1929, el director escénico, poeta y ensayista francés le comenta con nostalgia como le ha afectado la llegada del cine sonoro. Para él, erradicar la orquestación de películas aplanaría la pantalla, y con esto, la experiencia de los espectadores en la sala: “la negación misma del cine”, diría entonces.

La historia del cine ha estado determinada por épocas, lenguajes, aparatos tecnológicos, y por el espacio, ese medio físico que Artaud tanto temía que desapareciera con la llegada del sonido. El Autocine (1921), el Cinerama (1952), el cine 3D y 4D, o ver desde la comodidad del hogar son también un ejemplo de formatos que dependen del espacio, mezclando cine y entretención, o mejor dicho, cine e inmersión corporal. La historia del cine también es la historia de las jerarquías de observación: ver desde el auto, ver desde las butacas, ver con lentes 3D, o ver mientras olemos y nos movemos al mismo tiempo.

Tomando en cuenta los imaginarios que se han construido en torno al cine, La niña que amaba jugar con fósforos reúne dos piezas: una instalación que emula una experiencia cinematográfica, y un cartel de cine que altera el tradicional formato utilizado para promocionar películas. El título, extraído del título de una película canadiense (La petite fille qui aimait trop les allumettes, 2017), busca empatizar con la ingenua construcción de ambas piezas, realizadas en carton, y con el audaz tono con que se evalúa esa convencional forma de ver películas.

 

Valentina Maldonado

Junio, 2018

 

SOBRE MIRAR Y CAER AL VACÍO / WLADYMIR BERNECHEA

 

Ir a una exposición, acercarse a la obra y caer al vacío. La sensación de vértigo y desesperación vista desde el ojo de otro es lo que plantea en sus obras Valentina Maldonado. Se trata de una experiencia en primera persona donde el registro video-gráfico se convierte en experiencia.

Maldonado graba el espacio y lucha contra la imposibilidad de este propósito, el límite supeditado al formato de encuadre del soporte audiovisual. Este es subvertido en la instalación y las formas de registro. Al igual que ver un museo por internet, sus videos intentan ser una visualización en 360 grados. Por supuesto, esta intención siempre linda con lo imposible. Cada vez que miramos un lugar dejamos de ver otro. Sin embargo, pensando en una de sus obras, ella graba la rueda de la fortuna desde distintos ángulos para reproducir el giro natural del juego en una instalación. Esto nos permite abarcar todo el lugar y sentir lo vertiginoso de la realidad de estar dentro de la rueda. Poco a poco entramos, no en el video, sino que en el ojo de la artista. Todos somos la primera persona que está viviendo estas imágenes. De este modo, Valentina Maldonado hace posible que nos desliguemos de ser espectadores estáticos de una obra y vivamos, como una realidad instalada, la experiencia de estar ahí.

En este sentido, podríamos decir que el rol que nos entrega es la propiedad de ser ella, anulando la tercera persona. Una fricción ideológica que se vuelve batalla. Maldonado quiere grabarlo todo para que esa representación se vuelva presencia. Consciente de que esto es inabarcable, su búsqueda e intento adquiere una obstinación única. Apostar todo a lo que, desde el principio, se plantea como la jugada más compleja de todas.

El obstáculo aquí son las capacidades físicas humanas. Estas no dan con las condiciones para generar encuadres que puedan lograr, como objetivo, grabar la totalidad de la espacialidad. Es por esto que la artista construye sus propios aparatajes técnicos (como una prótesis de ella): la cámara como extensión de su cuerpo. Esta ortopedia es la que hace posible y determina la importancia del punto de vista en los videos. Estos son siempre vistos como si fuesen los ojos de Maldonado. En este caso se ve extremado incluso al traspaso de las sensaciones que involucran ver lo que está siendo grabado. Todo está cargado de vértigo.

GALERÍA ÉXITO MUNDIAL

Video instalación y afiche de cine tridimensional.

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